domingo, 30 de agosto de 2009

Niebla (I)

Todo todo, todo en definitiva. La añoranza despedaza lentamente aquella coraza humana del aguante y hace brillar unas lágrimas demasiado certeras como para ser olvidadas y demasiado pequeñas como para ser nombradas. Égun es el que se alza brevemente y dibuja sus fantasmagóricos contornos en la cercana lejanía, mientras el valle se cierra en unas lejanías más infinitas. Y cuanto de curioso tiene que a la niebla la defina como sí el verde, que solo llegue a significar algo verdadero en contacto con los árboles, con los pastos... ¿tanto de bueno pueden llegar a tener los pinos? Parece que sí.... lo importante es que se ha levantado el Munoaundi ante mi. Su nombre ("grandes muros")se le dió en un tiempo desconocido por los de ahora,un tiempo tan oscuro y claro para que la propia tempestividad tuviese algún sentido, un tiempo en el que saber qué era el tiempo era una pérdida de tiempo... y a saber cuanto milenios y cuantas gentes han contemplado aquellos muros que solo ahora volvemos a ver, o cuanto hacer que la Estigia del tiempo los enguyó con una gula sin par...

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