jueves, 6 de agosto de 2009

Momias




Sethos II, cuarto faráon de la Dinastía XIX (siglo XII a.C.), padre de Ramsés II el Grande, uno de los reyes más poderosos del Imperio Nuevo egipcio

Hay momias aztecas, mayas, sajonas, chinas,... Pero tanto por Hollywood como por nuestra reserva social de información son las egipcias las que más nos llenan de intriga y todas esas cosas tan típicas. Supongo que algunos de los que lean esto estarán bien familiarizados con el ritual de apertura de la boca, con las Casas de la Muerte y todo eso, pero para los neofitos expliquemos brevemente lo que es una momia, como se fabrica y por qué los egipcios hacían momias.
Los egipcios le daban muchísima importancia a la vida tras la muerte. Pensaban que después de la muerte vendría una segunda vida llena de placeres; pero acceder a esa vida no era tarea fácil. Había que convencer a los jueces del dios Osiris (dios del inframundo entre otras muchas cosas), que eran 42 (juzgaban el hurto, la homosexualidad,...) y tenían nombres tan extraños como "El que come las entrañas de los perros".
El caso es que era básico conseguir la conservación del cuerpo para lograr acceder a esa vida. Los primeros egipcios observaron que un cuerpo enterrado en las arenas del ardiente desierto se secaba pero no se pudría. Cuando comenzaron a enterrarse en tumbas de piedra la descomposición de los cadáveres era rápida, así que idearon un complejo sistema para preservarlas. Las primeras momificaciones de las que tenemos noticias datan del año 3500 a.C., si bien es cierto que la técnica era muy primitiva.
La forma normal de hacer momias consistía en extraer primeramente el cerebro por la nariz, con la ayuda de una especie de afilado garfio al rojo vivo. A continuación se introducía en la cabeza vendas de lino, miel y ungüentos que se solidificaban. Luego se practicaba un corte en la zona del abdomen para sacar los pulmones y los instentinos (los riñones se les ignoraba puesto que se desconocía su función).EL corazón quedaba en su sitio, ya que se le consideraba la sede de la verdad. El cuerpo se rellenaba con vendas, perfumes,... Después, se introducía durante un período de 40 a 70 días en natrón, una sal compuesto de cloruro sódico que secaba el cuerpo, evitando así que se pudriese (literalmente el cadáver quedaba convertido en un jamón faraónico).Luego los órganos se limpiaban e introducían en los famosos vasos canopos, y el cuerpo se limpiaba y perfumaba; el úñtimo paso eran las vendas. Y no era breve, ya que el período para vendar un cuerpo podía durar hasta dos semanas (!hasta 800 metros de vendas se empleaban!)
La historia de las momias está plagada de leyendas, confusiones y toda clase de cosas curiosas. La primera de ellas sobre las momias comenzó con el viaje que el historiador griego Herodoto hizo a Egipto unos pocos siglos antes de Cristo. Resulta que por la zona de Arabia había un remedio natural llamado mummie; la semejanza entre las palabras momia y mummie logró que Herodoto confudiese aquel remedio natural para enfermedades con egipcios muertes hace 3000 años. Pero el caso es que la leyenda de que las momias curaban se mantuvo en vigor durante el siglo XIX; en esa época miles de momias fueron sacadas de sus tumbas y vendidas a médicos ingleses, los cuales las trituraban y preparaban "polvos curativos de momia" que la gente tomaba con agua.


Momia de gato de la Baja Época (Dinastías XXIV-XXVII); durante el Imperio Nuevo y la Baja Época las momias de animales aumentaron en número de forma increíble. En Saqara se han encontrado tres millones de momias de gatos y un millón y medio de momias de ibi (ave egipcia). Las momias las vendían los sacerdotes a los viajeros por grandes sumas, aunque fue habitual que aquellos turistas fuesen estafados frecuentemente, ya que a veces les vendían momias falsas hechas de madera. Incluso se ha encontrado el acta de un juicio contra tres sacerdotes falsificadores de momias, que tuvieron que indemnizar a sus enojados clientes.


Pero fueron los empresarios norteamericanos los que menos respeto prestaron a las momias. Un empresario de Maine del siglo XIX llamado Augustus Stanwood compró en Egipto miles de momias (a seis centavos el kilo) que llevó a EEUU para hacer papel con ellas, ya que en esos tiempos el papel se hacía con trapos viejos y había escasez de estos. Por el color de las momias el papel que fabricaban era oscuro y se utilizaba para envolver la carne (el papel de estrasa de hoy día tiene su origen en aquel papel tan faraónico). Sin embargo, una epidemia de cólera acabó por conseguir la prohibición de las momias como fuente de papel.
También fueron empleada sin piedad como combustible para los ferrocarriles (es difícil imaginar a los vaqueros cargando cajas de momias en los trenes).En el libro de Mark Twain "Los inocentes en el extranjero" se relata como se empleaban en los trenes del salvaje oeste las momias como combustible. En un capítulo un maquinista dice: "Estos plebeyos no valen nada, ¡echad un rey!".
No fue hasta principios del siglo XX cuando se empezó a respetar un poco más a aquellas momias, sobre todo a raíz de que el profesor Grandville le hizo la autopsia a una sacerdotisa y descubrió que las momias podían ser una muy buena fuente histórica. De hecho hoy día una parte de la medicina, la paleopatología, que se dedica a averiguar el origen de enfermedades actuales inspeccionando antiguas momias, así como curas posibles y tratamientos. Finalmente, las momias están sirviendo tanto en museos como en hospitales.

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