martes, 11 de agosto de 2009

Las posibilidades de objetividad

Hay un tema que me lleva torturando un tiempo bastante considerable, y creo que es el momento de exponerlo de forma escueta al menos.
Toda la existencia del hombre, siendo más justos, los últimos tres o cuatro milenios, por crear obras de perfección, quizás de ser capaz de crear una serie de sistemas. La misma sociedad y el concepto de estado son consecuencia de esas actividad del hombre, que al parecer no cesa solo por el aparente impulso "organizador"; nada más alejado de la realidad. El hombre no es que no pueda escapar a ese presunto impulso, que desde luego no es fácil que yo lo de por cierto, sino que tiene miedo. El hombre organiza no por ser organizador por naturaleza, sino porque tiene miedo a que puede pasar si no hay esa organización. Es bastante probable que la concepción del "hombre organizador-rector", muy positivista, no sea otra cosa que un sueño de la ilustración. ¿Por qué el hombre iba a tener una especide de "deber" organizador? ¿Por qué hay que suponer que la forma de organizar del hombre es una misión, un destino en si misma? Yo creo que todo eso es más bien fruto de una corriente de pensamiento común en Europa y nacida de la fase última de la antigüedad -Alta Edad Media la llaman los historiadores-; también esa forma se ha manifestado sin ninguna duda en el Renacimiento, la ilustración, el positivismo y el capitalismo; esta corriente es una suerte de antropocentrismo extraño, pero muy tangible durante todo ese tiempo y hoy día. Ese antropocentrismo no es solo propio de los renacentistas, ya en el siglo XII se podía ver muy claro. Aunque Dios estuviese por encima del hombre ese dios no era más que un "superhombre", un alter ego del hombre; si él gobernaba estaba gobernando el universo un hombre mayor talla. De todas formas ese dios medieval daba, como "superhombre" que era, la potestad al hombre de hacer lo que en gana le viniese con todo lo que le rodeaba, así que ese dios fabricado en la Edad Media no era otra cosa que una forma de justificación de el derecho del hombre a hacer lo deseado; lo que pasa es que en el Renacimiento el hombre olvida que ncesitaba a el dios medieval para hacer lo deseado y por eso se enuncia antropocentrisa (Conclusión: el hombre medieval es más cobarde que el renacentista y necesita crear un dios para justificarse, el renacentista tiene menos prejuicios, menos "moral" típica. El siguiente paso en ese sistema de justifiaciones de si mismo es desear ser el dios medieval, desear ser ese "superhombre" pero siendo aún persona; de ahí derivó toda la ilustración y el positivismo, que también creo acertado englobar en un mismo grupo. Por lo tanto, esa visión antropocentrista arraigada en este hombre persiste incluso sin el dios que necesitó al principio -las religiones en la antigüedad son caso bien distinto-. No olvidemos que la causa de toda esa búsqueda es el miedo que experimenta el hombre.
Teniendo ese miedo como premisa podríamos afirmar muchas cosas, como por ejmplo que todo el cuidado que el hombre pone en las labores para con la sociedad son productos de ese miedo, ese sentido del deber, o que el propio sentido del deber es una forma de cobardía. Pero vamos a tratar una parte concreta saltándonos una principal: porque el hombre, puede que guiado por su miedo, desea siempre llegar a la objetividad absoluta; su obsesión por emitir juicios, elementos y verdades indisolubles, eternamente válidas (¿otro fragmento de miedo, quizás deseo de continuar, un miedo fisiológico a la desaparición tras la muerte y un buscar la inmortalidad?.
Se pueden suponer muchas cosas sobre qué es la objetividad y en qué choca con la subjetividad. Yo no voy a recurrir a ningún diccionario de lengua ni nada por el estilo. Voy a expresar que entiendo por objetividad y que entiendo por subjetividad para que se entienda de que hablo. Lo objetivo para el hombre es lo divino, lo que perdura (por ser divino, ya que un dios es inmortal); las cosas divinas perduran (porque ayudan a perdurar al hombre como superior al resto de lo natural, esa es la función del dios medieval), y esa sensación de inmortalidad es la que mueve al hombre a intentar atar todo lo que produce a la objetividad. La subjetividad engloba todo aquello que el hombre entiende como propio de los típicos seres más humanos; lo que solo se ara a un moral una moda, un estética de un momento determinado perecen cuando ese momento acaba, y por tanto son mortales; así que el hombre intenta no ser subjetivo, sino ser objetivo y así escapar de la muerte. La objetividad es la consecuencia del deseo del hombre de vivir eternamente, de no morir (creo que es por tanto un tipo de egoismo el querer ser objetivo). ¿Es posible ser objetivo en obras o palabras? Como algo "divino", la objetividad solo podría ser propia de un dios, de un ser "divino", lo suficiente frio e inmortal como para no empaparse de cualquier retazo de cultura humana de una época; y ese ser no está al menos entre nosotros. La objetividad no ha existido puesto que el sentido de juzgar (en el fondo, de entender algo como "bueno" o "malo") deriva de las reglas bajo la que juzgues, del criterio, y solo un vistazo breve en la antropología nos demuestran que no ha existido en ningún momento una forma uniforme de medir esa clase de cosas: en ese sentido la objetividad también es la "moral de los vencedores", una imposición de su orden divino.
Para adentrarnos en la pregunta y concluir, ¿existe una posiblidad de ascender hasta la objetividad? ¿Se pdorá llegar a ello?... creo que es solo un sueño de los que idealizan la justicia.

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